Nombre: Picor (prurito)
Tipo: Picor (prurito)
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Información: El picor (prurito) es una sensación que instintivamente induce a rascarse.
El rascado persistente puede causar enrojecimiento y fisuras profundas en la piel. De hecho, rascarse puede irritar tanto la piel que produce más picor, creando un círculo vicioso. Rascarse y frotarse la piel de forma prolongada puede provocar un aumento del grosor de la misma y la aparición de una costra.
Causas
El picor puede estar causado por una afección cutánea o una enfermedad sistémica (es decir, que afecta al cuerpo en general). Entre las enfermedades cutáneas que causan picor intenso se encuentran las infestaciones por parásitos (sarna, pediculosis), las picaduras de insectos, la urticaria, la dermatitis atópica y las dermatitis alérgica y por contacto. A menudo, el contacto con prendas de lana o con sustancias irritantes, como disolventes o cosméticos, provoca prurito. La piel seca, especialmente en las personas mayores, produce un prurito intenso generalizado.
Entre las enfermedades sistémicas que pueden causar picor están las hepatopatías (en especial la ictericia), la insuficiencia renal, los linfomas, las leucemias y otros trastornos de la sangre. A veces, las personas con alteraciones en el tiroides, diabetes o cáncer pueden presentar picor. Esta sensación también es frecuente durante los últimos meses de embarazo. Por lo general, no indica ninguna anomalía, pero puede estar causado por problemas leves de hígado. Muchos medicamentos pueden causar picor, incluyendo los barbitúricos; la aspirina y cualquier otro al que un determinado individuo sea alérgico.
Tratamiento
El picor se trata determinando la causa para tratar de eliminarla. Especialmente mientras la piel está inflamada, el médico puede aconsejar al paciente utilizar una crema suave, humectante y que no necesite receta, o una loción sin esencias ni color. Los aditivos que proporcionan color o aroma pueden irritar la piel e incluso causar picor. Las sustancias balsámicas como el mentol, el alcanfor, la manzanilla, el eucalipto y la calamina también pueden ser beneficiosas.
Las cremas con corticosteroides, que ayudan a reducir la inflamación y controlar el picor, sólo deberían utilizarse cuando éste se limita a un área reducida.
Tomar antihistamínicos como la hidroxizina y la difenhidramina por vía oral puede ser de ayuda, pero muchas veces provocan somnolencia. En general, los antihistamínicos no deberían ser aplicados sobre la piel porque pueden causar reacciones alérgicas.
http://www.msd.es/publicaciones/mmerck_hogar/seccion_18/seccion_18_192.html
DESCRIPCION
El prurito o picor es una sensación desagradable que produce el deseo de rascarse. Es un síntoma preocupante que además de causar molestias, pone en peligro la eficacia de la piel como barrera de protección. Debido a la naturaleza subjetiva de este desorden, a la ausencia de una definición precisa y a la falta de modelos animales, el prurito es una condición que no ha sido debidamente investigada.
La piel, que constituye el 15% del peso total del cuerpo, tiene varias funciones además de la de constituir una barrera protectora frente a las agresiones del medio ambiente: a través del sentido del tacto, es esencial para la comunicación y también es un componente importante de la imagen de un individuo. Los síntomas de un picor generalizado con o sin lesiones cutáneas pueden estar relacionados con un gran número de patologías, desde una sequedad de la piel hasta un carcinoma, por lo que su etiología debe ser explorada. Algunos factores etiológicos del prurito son xerosis, sarna, reacciones secundarias a fármacos y otras enfermedades de la piel. En los ancianos, el prurito es una de las molestias más frecuentemente observadas, estimándose una incidencia del 10 al 50% debido, por regla general, a sequedad de piel. Se observa prurito generalizado en un gran porcentaje de los pacientes con enfermedad renal terminal y en un 70-90% de aquellos que deben ser sometidos a hemodiálisis. Otras enfermedades que conllevan un prurito generalizado asociado son la colestasis con o sín obstrucción intrahepática o posthepática, la cirrosis biliar primaria, la colestasis asociada a las fenotiazinas y a los anticonceptivos orales y otros tipos de colestasis.
El prurito puede ser considerado como una forma leve de dolor ya que en las zonas cutáneas de hipoalgesia un estímulo normalmente doloroso sólo provoca prurito. Por el contrario, las zonas cutáneas analgésicas no son pruriginosas (por ejemplo en la lepra), en la analgesia congénita no hay prurito y en las heridas, una vez iniciada la cicatrización, el dolor se transforma en prurito.
CLASIFICACION
En 2005 Twycross y col propusieron la siguiente clasificación del prurito de acuerdo con su origen:
• Pruritoceptivo: se activan los terminales sensitivos de los nervios pruritogénicos por sustancias pruritogénicas.
• Neuropático: las neuronas pruritogénicas o lesionadas generan prurito.
• Neurogénico: el prurito es generado por mediadores que actuán sobre el sistema nervioso central en ausencia de lesiones en los nervios.
• Psicogénico
Sin embargo, esta clasificación no se puede utilizar desde el punto de vista clínico debido a que algunos pruritos, como los asociados a la dermatitis atópica o a la colestasis pueden pertenecer a varias categorías
La clasificación clínica aceptada internacionalmente está basada en los síntomas clínicos del paciente y distingue entre prurito con o sín lesiones primarias o secundarias de la piel. La primera parte de esta clasificación consiste en definir tres grupos de condiciones de acuerdo con la historia clínica del paciente:
Primer grupo: prurito o dermatosis prurítica en enfermedades primarias de la piel tales como infecciones, enfermedades cutáneas autoinmunes, genodermatosis, reacciones secundarias a fármacos, embarazo o linfomas, que producen alteraciones específicas de la piel
Segundo grupo: prurito en la piel normal que se debe a enfermedades sistémicas tales como enfermedades endocrinas y metabólicas, desordenes linfoproliferaticos, tumores sólidos, enfermedades neurológicas y psiquiátricas y fármacos,
Tercer grupo: prurito con lesiones crónicas debidas al rascado como las que tienen lugar el prurigo nodular o el líquen simple
El siguiente paso consiste en categorizar a los pacientes de acuerdo con las enfermedades subyacentes. Estas, a su vez, pertenecen a 6 categorías:
I. Dermatológicas: debidas a enfermedades de la piel como la psoriasis, la dermatitis atópica, la piel seca, la sarna y la urticaria
II. Sistémicas: debias a "enfermedades de órganos con excepción de la piel" tales como el hígado (cirrosis biliar primaria), los riñones (p.e. la insuficiencia renal crónica), la sangre (p.ej. la enfermedad de Hodgkin y algunas condiciones multifactoriales (como algunas enfermedades metabólicas)
III. Neurológicas: debidas a alteraciones o desórdenes del sistema nervioso central y/o periférico (p.e. compresión o irritación de un nervio)
IV. Pscogénicas: prurito somatorme con comorbilidad con desórdenes psiquiátricos o psicosomáticos
V. Mixtas: cuando coexisten o solapan diversas enfermedades
VI. Otras: de origen indeterminado
ETIOLOGIA y FISIOPATOLOGIA
El prurito puede ser ocasionado por múltiples causas. Por su etiología, puede dividirse en dos grandes grupos:
Prurito primitivo, sin alteraciones cutáneas previas
Prurito a consecuencia de dermatosis bien caracterizadas.
En ambos casos, puede ser localizado o generalizado
Pruritos primitivos generalizados
El prurito senil, uno de los más generalizados y rebeldes, puede constituir un serio problema. Influyen en él múltiples factores (sequedad de la piel, vasoconstricción periférica, alteraciones endocrinas y vasculares degenerativas y absorción de vitamina A deficiente)
El prurito del embarazo suele iniciarse en etapas avanzadas del mismo y desaparece después del parto
Estados patológicos diversos: entre los desórdenes hematológicos que ocasionan prurito se encuentra la policitemia vera y la deficiencia en hierro. La diabetes y la tirotoxicosis son condiciones endocrinas que producen a veces prurito. El prurito es una manifestación clínica muy frecuente en personas con SIDA, sarcoma de Kaposi asociado a SIDA y en sujetos con enfermedades oportunísticas. La incidencia del prurito en los enfermos de SIDA es del 84% mientras que en los que padecen infecciones oportunísticas, esta alcanza al 100%.
Varias condiciones malignas producen prurito: en la enfermedad de Hodgkin se observa prurito en un 10-25% de los pacientes. El prurito asociado a la enfermedad de Hodgkin se caracteriza por síntomas de ardor e intensos picores en un área localizada de la piel, sobre todo en las piernas. Otros linfomas y leucemias se asocian a prurito más o menos intenso pero más generalizado. Los adenocarcinomas y los carcinomas de células escamosas de varios órganos (estómago, páncreas, pulmones, colon, cerebro, mama y próstata) producen un prurito generalizado que es más pronunciado en las piernas, tronco superior y extremidades superiores. Este prurito desaparece con la erradicación del tumor y reaparece cuando hay una recaída.
Numerosos fármacos producen como reacción adversa prurito: Entre estos, destacan los derivados opiáceos (morfina, cocaína, butorfanol), las fenotiazinas, la tolbutamina, las hormonas anabólicas, los estrógenos, la testosterona, la quinidina y otros antimaláricos, el estolato de eritromicina, productos de origen biológico como los anticuerpos monoclonales y vitaminas del complejo B.
Algunas parasitosis como las producidas por áscaris, la triquinosis y el quiste hidatítico también producen prurito.
Condiciones ambientales o factores físicos como fibra de vidrio, pólenes y polvos pueden producir prurito. Un tipo de prurito no muy frecuente es el acuagénico Monografia del prurito acuagenico
Entre los factores psiquicos, hay que destacar la tensión emocional y la ansiedad que producen un prurito cuya intensidad es dependiente del estado emocional.
Pruritos primitivos localizados
Los más frecuentes se desarrollan en la piel de cuello, nuca, conducto auditivo externo, cuero cabelludo, región periorbital y pliegues antecubitales y poplíteos.
En la piel contigua a mucosas dermopapilares se describen el prurito anogenital, rebelde y de gran trascendencia clínica Monografia del prurito anal y el prurito vulvar. En ambos casos, hay que investigar la presencia de factores inductores como hemorroides, proctitis, fisuras, parásitos y alteraciones gastrointestinales (como colitis ulcerosa o estreñimiento) en el caso del prurito anogenital y la presencia de candidiasis, tricomoniasis y otras leucorreas en el caso del prurito vulvar.
Entre los factores externos que hay que investigar están la naturaleza de la ropa (nylón, lana), tintes, detergentes de la ropa, duchas y antisépticos vaginales, desodorantes y antiperspirantes, polvos, sales de baño y lociones y cremas.
También en este caso son importantes los factores psíquicos: tensión emocional, angustia, frustación, depresión (por ejemplo abortos o partos, intervenciones que causan esterilidad), vida matrimonial infeliz, etc.
Prurito a consecuencia de dermatosis localizadas
Generalizados: numerosas condiciones ocasionan prurito generalizado: sarna, candidiasis, urticaria, enfermedad de Duhring-Brocq, prúrigos, liquen plano, eczema, dermatitis atópica, lesiones cutáneas secundarias a hematopatías y linfomas (p. ej. micosis fungoide). La sequedad de piel empeora este tipo de prurito al igual que el calor de la cama o un exceso de calefacción.
Localizados: acompañan numerosas patologías como en los síndromes escleroatróficos vulvares, liquen escleroso, picaduras de mosquitos y garrapatas, etc.
MECANISMO DEL PRURITO
Se han hipotetizado mecanismos a partir de estudios sobre el dolor, ya que el dolor y el prurito comparten algunos mecanismos moleculares y neurofisiológicos. Tanto el dolor como el prurito son el resultado de la activación de los terminales nerviosos en la epidermis de toda la red nerviosa. Esta activación puede ser el resultado de una estimulación interna o externa de origen químico, mecánico, eléctrico o térmico. La estimulación de los terminales nerviosos cutáneos está mediada por una serie de sustancias como la histamina, los péptidos vasoactivos, las encefalinas, las takininas y las prostaglandinas. Se cree que algunos factores no anatómicos (como el estrés o la presencia de otras sensaciones) determina la presencia de picores en diferentes regiones del cuerpo. La sensación del picor es transmitida por los mismos nervios por los que viajan los estímulos dolorosos (es decir, desde los terminales nerviosos de la piel, hasta los cuernos dorsales de la médula espinal, ascendiendo por el tracto espinotalámico hasta llegar a los núcleos laminares del tálamo contralateral). A la percepción del picor sigue la respuesta motora del rascado, respuesta que es modulada por el centro córtico-talámico y que es un reflejo espinal. Después del rascado, se consigue un alivio que puede durar entre 15 y 25 minutos. Aunque se desconoce el mecanismo por el cual el rascado alivia el prurito, se cree que el el primero genera unos impulsos sensoriales que rompen los circuitos en las áreas de la médula espinal. Sin embargo, el rascado puede aumentar la sensación de prurito, creando un círculo vicioso picor-rascado-picor. Los estímulos físicos pueden disminuir el picor y, un pinchazo en el mismo dermatoma que controla un área pruriginosa elimina la sensación de picor, sustituyendo esta sensación por dolor. Se piensa que esto se debe a una modulación espinal de los estímulos aferentes (teoría de la compuerta) y que algunos mecanismos centrales juegan un papel en el alivio de los picores.
La patogenesis del prurito asociado a algunas condiciones patológicas ha sido objeto de varias hipótesis. Las enfermedades biliares, hepáticas, renales y malignas pueden producir prurito al introducir en la circulación sustancias tóxicas. La histamina liberada por los basófilos y la excreción de leucopeptidasa por los leucocitos puede desencadenar el prurito asociado a las leucemias y linfomas. En la enfermedad de Hodgkin, los niveles de kininógeno están aumentados y los tumores sólidos liberan precursores de histamina y bradikinina que pueden estar relacionados con el prurito. En las personas que además reciben quimioterapia citotóxica o irradiaciones, la probabilidad de un prurito es mayor por estar más expuestos a agentes que modifican la integridad de la piel y que van desde la xerosis hasta la desescamación producida por la radiación.
Recientes investigaciones (Nov. 2009) han descubierto varios receptores presentes en las neuronas de los terminales nerviosos de la piel que están implicados en la patogénesis del prurito. Estos receptores pueden ser activados por numerosas sustancias (neuropéptidos, neurotrofinas, aminas, citokinas, proteasas, y prostaglandinas) y pertenecen a una superfamilia denominada TRP (Transient potential cation channel family). Dos subtipos de receptores están implicados en el desarrollo del prurito: los receptores TPRM8 Transient receptor potential cation channel subfamily Melastatin member 8) también llamados receptores al frio y al mentol (Cold and menthol receptor 1 - CMR1-) y los receptores TRPV (TRP vainilloides) de los que se conocen 6 miembros. Los receptores TRPV 1–4 son activados por la temperatura y son sensibles a varios productos químicos, muchos de los cuales inducen prurito o picor. Aunque el TRPV1, es quizás el mas estudiado, el TRPV3 es el que está más implicado en el desarrollo del prurito
EVALUACION
El prurito es un síntoma, no un diagnóstico ni una enfermedad. El prurito generalizado es un síntoma cardinal de gran importancia médica y debe ser tomado seriamente. La evaluación del prurito debe incorporar un extenso historial y un amplio examen clínico. La historia debe incluir los siguientes puntos:
localización, comienzo, duración e intensidad de los picores
historia previa de prurito
historias previas de otros desórdenes sistémicos
uso de fármacos (antibióticos, analgésicos, otros)
presencia de infecciones
estado nutricional
presencia de infección
existencia de otros factores desencadenantes de prurito
revisión de los parámetros de laboratorio más relevantes (fórmula, recuento, bioquímica)
factores de alivian o agravan el prurito
estado emocional del paciente
El examen físico facilitará información sobre los puntos siguientes:
posibles infecciones puntuales
signos de reacciones a fármacos
factores ambientales (temperatura, humedad)
factores físicos (prendas constrictivas o ajustadas)
evidencia de lesiones (eritema, sequedad, escoriacianes)
textura de la piel, color, temperatura y lesiones
PRURITO ASOCIADO A DIVERSAS PATOLOGÍAS
Prurito en la enfermedad renal crónica
Prurito en la colestasis
Prurito en alteraciones endocrinas
Prurito en la senescencia
El prurito como una manifestación de una enfermedad psiquiátrica
TRATAMIENTO
Dado que el prurito es un síntoma, la terapeútica debe ser etiológica, siendo indispensable buscar la causa: orgánica, psíquica o mixta, tratando esta. Desaparecida la enfermedad subyacente, el prurito también desaparecerá. El tratamiento también debe ir encaminado a eliminar las posibles alteraciones de la integridad de la piel y la obtención de un cierto confort. Dada la naturaleza subjetiva de prurito, la eficacia de cualquier tratamiento puede quedar modificada por factores psicológicos.
Es importante romper el círculo prurito --> rascado --> más prurito
El tratamiento del prurito puede ser clasificado en cuatro categorías:
Educación del paciente y eliminación o minimización de los factores causales
Aplicación de medicaciones tópicas
Tratamientos sistémicos
Modalidades físicas de tratamiento
Educación del paciente y eliminación de los factores causales
Tanto el paciente como el cuidador deben ser incluídos en el plan de tratamiento en la mayor medida posible. La educación es un aspecto importante en el control de los síntomas. Los regímenes de tratamiento deben incorporar los mismos principios: protección frenta a las agresiones ambientales, buenas prácticas de higiene e hidratación interna y externa adecuadas.
La intensidad del régimen y la naturaleza de las técnicas a emplear dependerán de los factores etiológicos y del grado de estrés asociado al prurito. Los sujetos afectados (y sus cuidadores) deben conocer los factores que agravan o promueven el prurito. El conocimiento de los factores que alivian los síntomas facilita una base sobre la que establecer unos autocuidados razonables.
Una nutrición adecuada es esencial para el mantenimiento de una piel sana. Una dieta óptima debe estar equilibrada en proteínas, hidratos de carbono, grasas, minerales, vitaminas y fluídos. Se sugiere una ingesta de por lo menos 3 litros de líquidos al día, aunque esto puede no ser posible en todos los casos. Debe evitarse los factores agravantes, en particular aquellos que suponen una pérdida de líquidos (fiebre, diarrea, vómitos) o una reducción de su ingesta. Otros factores a evitar son:
Uso de ungüentos (por ejemplo, petrolato, aceite mineral)
Baños con agua caliente
Uso de jabones con detergentes
Baños muy frecuentes o de más de 30 minutos de duración
Adición de aceite al baño
Desodorantes genitales y baños de burbujas
Ambientes muy secos
Ropas y calcetines lavados con detergentes
Ropas restrictivas o fabricadas con lana, nylón u otras fibras sintéticas
Estrés emocional
Uso de opiáceos y antibióticos
Desodorantes y antiperspirantes axilares
Entre los factores que alivian el prurito y que se deben aplicar en la medida de lo posible se encuentran:
Cuidados básicos de la piel
Aplicación de cremas o lociones emolientes
Uso de jabones suaves o de jabones especiales para pieles sensibles
Limitar la duración del baño a 30 minutos o bañarse un día sí y otro no.
Utilizar aceite o un tratamiento de avena coloidal al final del baño
Mantener un ambiente húmedo (con humificadores, por ejemplo)
Utilizar mantas de algodón
Lavar la ropa y los calcetines con productos para el lavado de prendas infantiles
Llevar prendas holgadas en algodón o en otros tejidos a base de fibras naturales
Uso de distracciones, relajación o estimulación cutánea
Uso de antibióticos si el prurito es secundario a una infección
Uso de antihistamínicos orales, en particular a la hora de acostarse.
Uso de corticoides tópicos (excepto para el prurito secundario a una terapia por irradiación)
Cuidados de la piel
Si se cree que el prurito se debe primariamente a la sequedad de la piel, de deben facilitar tramientos que mejoren la hidratación. La mayor fuente de hidratación de la piel es la humedad de los capilares de los tejidos subyacentes. Es el agua y no los lípidos la que regula la tersura de la piel, por lo que están indicados los emolientes. Los emolientes reducen la evaporación formando unas películas oclusivas o semioclusivas sobre la piel favoreciendo la producción de humedad en la capa de epidermis que queda debajo (de ahí, el término de hidratantes que tienen estos productos)
Es importante el conocimiento de la naturaleza de los ingredientes para el cuidado de piel, dado que muchos de ellos pueden aumentar las reacciones de la misma. Los tres tipos de emoliente más importantes son el petrolatum (parafina), la lanolina y el aceite mineral. En algunos individuos, el petrolatum y la lanolina pueden ocasionar reacciones alérgicas. El petrolatum se absorbe muy mal a través de la piel, en particular si esta ha sido irradiada y se elimina con dificultad.
El aceite mineral se usa en combinación con el petrolatum y la lanolina para crear cremas y lociones y son ingredientes activos de los aceites de baño. Otros ingredientes que se añaden a estos productos como espesantes, opacificantes, preservativos, colorantes, perfumes, etc., pueden ocasionar reacciones alérgicas.
Las cremas y lociones emolientes se deben aplicar al menos 2 ó 3 veces al día y después de baño, recomendándose cremas tipo Crema Nivea (a/o). Pueden usarse cremas o geles con anestésicos locales (lidocaína 0.5%-2.0% o EMLA) sobre algunas áreas tan a menudo como sea necesario.
Otros productos para uso tópico como los polvos de talco, los polvos perfumados, y la harina de maíz o de avena pueden irritar la piel y causar prurito. La harina de maíz se ha utilizado con éxito en prurito asociado a la desescamación de la piel inducida por la radiación, pero no se debe aplicar a zonas húmedas de la piel, zonas con vello, glándulas sebáceas y zonas próximas a mucosas como la vagina o el recto, ya que la harina humedecida es un excelente sustrato para el crecimiento de hongos.
Los productos que contienen iones metálicos (como los antiperspirantes a base de sales de aluminio, o los polvos de talco) pueden interferir con las radiaciones y ocasionar irritaciones de la piel. Otros productos que pueden aumentar las reacciones de la piel son los que contienen alcohol o mentol, aunque las lociones o cremas con fenol, mentol, alcanfor o breas, empleadas clásicamente, continuan estando indicadas. Los corticosteroides tópicos reducen el prurito, pero al reducir el flujo capilar de la piel provocan un adelgazamiento de la misma con el correspondiente aumento de su fragilidad.
Limpieza
El objetivo de la limpieza de piel es eliminar la suciedad y prevenir el mal olor, pero las actuales prácticas higiénicas están muy influenciadas por la cultura, estilo de vida y tipo de piel. Los baños demasiado largos agravan la sequedad de la piel y el agua caliente produce vasodilatación, lo que empeora el prurito. Muchos jabones son sales de ácidos grasos con un álcali y desengrasan la piel, agravando la situación. Los ancianos o los sujetos con piel seca deben limitar el uso del jabón a las áreas con glándulas apocrinas, empleando sólo agua para lavar otras zonas del cuerpo. Los jabones suaves (tipo Dove) son menos desengrasantes. Los jabones emolientes depositan un capa de aceite sobre la superficie de la piel, pero no existen pruebas de que resequen menos que otros jabones y son mucho más caros.
Los baños rápidos tienen un efecto antipruriginoso debido probablemente a una vasoconstricción. El baño se debe limitar a una media hora cada día o en días alternos. Se puede añadir aceite al baño al final del mismo o aplicarlo sobre la piel antes de secarse.
El calor ambiental aumenta el flujo capilar y puede aumentar el prurito. El calor también reduce la humedad y la piel pierde agua cuando la humedad relativa es inferior al 40%. Son por lo tanto preferibles ambientes húmedos y fríos. Los residuos de detergentes en la ropa, así como los suavizantes pueden agravar el prurito. Los residuos de detergente pueden ser eliminados enguagando la ropa con vinagre (una cucharada en 1/4 de litro de agua). También pueden emplearse productos especiales para el lavado de ropa infantil. Se recomiendan ropas y vestidos de algodón, al igual que sábanas y almohadas. La eliminación de mantas o colchas de mucho peso puede aliviar el prurito al reducir el calor corporal. La lana y las fibras sintéticas pueden ser irritantes.
Las distracciones, la terapia musical, la relajación y otras psicoterapias pueden ser también útiles para aliviar los síntomas.
Tratamiento farmacológico
Si el tratamiento de la condición subyacente y el control de los otros factores que agravan el prurito demuestran no ser suficientes para aliviarlo, pueden ser útiles tratamientos farmacológicos, tanto tópicos como sistémicos.
Los esteroides tópicos pueden aliviar cuando los síntomas están relacionados con dermatosis susceptibles a corticoides, pero los beneficios posibles pueden ser contrarrestados por sus efectos vasoconstrictores. Los corticosteroides tópicos no son de utilidad en el prurito de etiología desconocida.
Las antihistaminas orales pueden aliviar el prurito relacionado con la histamina. La administración de antihistamícos a la hora de acostarse puede proporcionar unos efectos sedantes y antipruriginosos. La difenhidramina en dosis de 25 a 50 mg cada 6 horas ha demostrado ser eficaz. La hidroxizina (25 a 50 mg cada 6 horas) y la ciproheptadina (4 mg cada 6-8 horas) pueden proporcionar un alivio sintomático. Si un antihistamínico no es eficaz puede probarse con otro perteneciente a otra clase.
Los sedantes y tranquilizantes pueden estar indicados si no se consigue un alivio por otros métodos. Los antidepresivos suelen tener mayores efectos antihistamínicos y antipruriginosos. El diazepam puede ser útil en ocasiones en las que es necesario aliviar la ansiedad y favorecer el descanso.
Los agentes secuestrantes pueden tener algún valor en el prurito asociado con enfermedades hepáticas o renales, al capturar sustancias pruriginosas del intestino y reducir la concentración de las sales biliares. La colestiramina no siempre es efectiva y produce efectos gástricos. La aspirina, sola o asociada a antihistamínicos o a la codeína es un antipruriginoso eficaz. En combinación con la cimetidina, la aspirina ha mostrado una cierta efectividad en el prurito asociado a la enfermedad de Hodgkin y a la policitemia vera.
Algunos autores recomiendan inyecciones intramusculares de sulfato de magnesio y papaverina y la piridoxina a altas dosis.
http://www.iqb.es/monografia/diseases/e010_01.htm
Fármacos indicados:
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